Colina
En una colina al norte del pueblo vive un viejo andrajoso y ermitaño. Sus días transcurren cazando animales: algunos por necesidad, la mayoría por placer.
Su único contacto con los habitantes del pueblo es para vender las pieles que consigue.
No se le conocen familiares ni amigos; no ha tenido amores ni suspiros. Solo siembra sangre y cosecha con brio.
Su rifle siempre está reluciente. Lo considera su gran aliado, su sustento, su amigo.
Un niño del pueblo lo sigue a escondidas, observando con admiración su destreza. Sin quererlo, se convierte en su testigo.
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En una habitación de una de las pequeñas casas del pueblo vive un niño triste y solitario. Sus noches transcurren soñando que caza animales junto a unos amigos. En sus sueños, algunos los caza por placer; la mayoría, por odio.
Su escaso contacto con la familia se reduce a maltratos y desprecio. No tiene amores ni amigos. Solo anhela sembrar sangre y cosechar olvido.
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